¿De quién depende el desarrollo social y emocional de los niños?
El sano desarrollo social y emocional de los niños pequeños depende de las relaciones positivas y de tierno cuidado que tienen con sus padres, pero más especialmente del apego que tienen con la madre. Todas estas relaciones son el cimiento de su correcto desarrollo social y emocional, porque a partir de ese momento influyen de forma decisiva en los fundamentos cognitivos que les ayudarán a interpretar y comprender el mundo que les rodea.
Qué es el ‘baile social’
Las relaciones positivas también facilitan la formación de relaciones seguras de apego entre niños y sus progenitores. Los niños aprendan mediante las interacciones cotidianas con su familia y cuidadores. Son precisamente estas experiencias tempranas las que les ayudan a desarrollar la confianza, la seguridad psicológica, la compasión y la empatía. Este tipo de interacciones importantes se describen como el “baile social” entre los niños y todas las personas que intervienen en su cuidado. Son las que les dan las primeras experiencias de la comunicación y la expresión emocional, experiencias iniciales todas ellas que les ayudan a entablar relaciones con adultos y compañeros, mientras aprenden a identificar, expresar y manejar los sentimientos.
Los niños necesitan desarrollar la confianza en sus padres para conseguir explorar y aprender con una confianza plena en sí mismos. Los progenitores y los cuidadores fomentan esa confianza al responder de manera constante a sus necesidades. Estas respuestas e interacciones sensibles les ayudan a formar vínculos afectivos y relaciones seguras de apego con sus su entorno social más próximo.
¿Cuándo comienza a definirse la autoconciencia?
Los niños empiezan a reconocer que son seres distintos de sus progenitores entre los seis y nueve meses de edad. Esa auto-conciencia nueva es el mismo principio del concepto del yo y de la empatía, ya que los niños empiezan a reconocer sus propios sentimientos. Si hay un buen contexto en sus relaciones de apego, entonces los niños expresan sus sentimientos de maneras más apropiadas y efectivas. A medida que van creciendo adquieren la capacidad de entender y reaccionar ante los sentimientos ajenos, una habilidad necesaria para las relaciones sociales positivas.
Los niños siguen dependiendo de los padres después de esta etapa para que sus necesidades básicas sean satisfechas y para conseguir una regulación correcta de sus sentimientos. También se valen especialmente de la madre para conseguir consuelo, guía e indicios sobre cómo deben comportarse y sentirse dentro de sus contextos sociales y culturales. Los niños practican el uso de dichas habilidades sociales nuevas con la comunicación, la expresión creativa y el juego.
La perfección es la elasticidad
Las relaciones tempranas entre niños y sus padres son muy especiales, pero nunca serán perfectas. Porque cada niño nace con su propio temperamento, que es su manera singular de pensar, portarse y reaccionar. El temperamento de un niño puede ser muy diferente al de sus progenitores. Por lo tanto es importante que los niños consigan encontrar un “buen grado de ajuste” con sus padres para conseguir el permanente apoyo adecuado en su desarrollo emocional sano. Porque no todas las necesidades ni las interacciones tienen que ser satisfechas ni tampoco se van a manejar siempre sin problemas. Los padres no están para consentir los caprichos y las tonterías, sino para educar. Esto se describe técnicamente como una falta de ajuste entre los niños y sus progenitores. Pero los niños siempre se recuperan emocionalmente y vuelven a formar conexiones con su familia cuando una falta de ajuste se remienda de manera positiva. La falta de ajuste y las recomposiciones son comunes y forman parte del desarrollo social y emocional normal de todos los niños. Si alguien quiere buscar la perfección en estas situaciones, debe entender que esta consiste únicamente en crear estructuras afectivas elásticas y flexibles, según sea necesario un grado u otro de paciencia, afecto y seriedad en cada momento.
En las siguientes sub-secciones se explicarán con más detalle los seis tipos de desarrollo social y emocional, al mismo tiempo que se integran a todas las normas.